MI GRAN AMIGO FELIPE LENO

 A MI GRAN AMIGO FELIPE LENO

Siempre todos tenemos un mejor amigo, y es en mi caso Felipe Leno. Lo conocí por casualidad pues trabajamos juntos en una institución. Ha primera impresión, me pareció un abogado algo arrogante, ensimismado y distante. Con un metro ochenta de estatura, bigotes poblados y peinado formal lo hacían lucir todo un tribuno. Pero, paso el tiempo y conocí a un ser humano maravilloso, seguro la palabra se queda corta, lector por antonomasia, culto, trabajador en grado sumo y con una picardía difícil de describir y abecés de descifrar. Sus largas horas de lectura y reflexión, le han dotado de un verbo florido, un conocimiento profundo de la realidad nacional y, como no, de una agudeza en los conceptos, pues por todo ello resulta todo un placer charlar con él. Compartimos una profunda fe, y soñamos siempre con proyectos, que seguro, con la gracia del Señor se harán realidad. Un aspecto, que también merece ser resaltado en Felipe, es que adora y respeta a su esposa y dos hijos, con una unción que a contracorriente merece ser aplaudida. En todos estos años, que sumados dan mas de una década de amistad, hemos compartido alegrías y tristezas, como es natural. En cada conversación, sin intención, Felipe siempre nos enseña algo nuevo, es un profesor encubierto, bien informado, con la palabra de aliento en la lengua, con el alma diáfana y sonrisa transparente. Hoy dieciséis de octubre es su natalicio, y parece el inicio de otro buen año, que se merece por ser como es. Un gran abrazo.