Calca de los recuerdos Por: Pavel Frank Rozas Pino

Te recorrí con los pies pequeños y el alma blanca
retozando a las orillas del Vilcanota, transitando el puente colgante
vaivén de alegrías, tardes soleadas y sombras de los pisonay
que alegraban la vista con la alfombra de pétalos rojos acaecidos.
 
Tu grandeza es resguardada por inmensos nevados que te protegen
Sawasiray y Pitusiray inermes al tiempo, testigos de tu grandeza
de tus entrañas brotan hirvientes aguas en Machacancha que despiertan
los corazones de los fieles de Nuestra Señora de Asunta.
 
La tierra noble se creó en 1825, día vendito el 21 de junio de cada año
que con júbilo recordamos tu natalicio llenos de alegría y orgullo
cuna de hombres de bien que bregan día a día por regalarte su esfuerzo

que no se rinden nunca y que son rebeldes a los escollos de la existencia.

 
Como no quererte y añorarte ciudad bendita del Valle Sagrado
Calca querida que en tus entrañas siempre regalaste cobijo
a tus hijos y también a foráneos que comprendieron tu grandeza 
al recorrerte en tus vías pequeñas llenas de naturaleza.

Dios permita siempre regresar a ti con el corazón alegre
escuchando a Los Khallkas, “Linda Calqueñita” en la voz
de Francisca Yabarrena, y gozando de tus carnavales
que entregas al compás de serpentinas y frutilladas.

No hay calqueño que no se rinda a la Mamacha Asunta
ni foráneo que no encuentre sosiego en sus brazos
danos la dicha de adórate como siempre y para siempre
cada 15 de agosto donde renovamos nuestro cariño.
 
La ciudad crece, los miles se han convertido en cientos de miles
las calles ahora son angostas y las casas de antaño ahora son menos
pero nunca perdiste tu lugar de ciudad de paz y tranquilidad
donde existe la buena intención y siempre una mano amiga.
 
Calca Dios te bendiga y nos ayude a seguir queriéndote
al verte crecer en ese desarrollo que no se puede detener
que solo la mente, el alma y el corazón puede tenerte
en el sosiego que se requiere para decirte “Viva Calca”.